viernes, 10 de abril de 2015

El niño interior



Un tema muy interesante que me ha llamado la atención es la teoría no científica del niño interior. Si de verdad está allí. ¿No se han sentido en alguna ocasión con ganas actuar con más libertad? ¿De subir a un árbol, de caminar bajo la lluvia, o como dicen por allí: bailar como si nadie los viera?
Jusús según la Biblia dijo alguna vez: "En verdad les digo que si no se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos". Entonces recuerdo cuando los adultos muy adultos o incuso jóvenes que aconsejan, ya deja esas muñecas, ya creciste. Ya deja ese fut-bolito, ya creciste. !¿Y qué?! 


Sólo por que nuestro cuerpo cambia no significa que dejemos de tener sueños, ilusiones, que queramos hacer cosas simples pero que nos dan alegría. Pero que dejamos de hacer porque otros las tachas de ridículas. Si alguien se burla o nos ve como que estamos locos.
Y ¿que será peor? Actuar igual de maduros como todos, como zombies o como alienados; o de manera original, de acuerdo a lo que nos dice esa personita que no vemos, pero que muchos sienten dentro, en lo profundo de si mismos. En un rinconcito abandonado de nuestro corazón y que enterraron alguna vez.

Por allí encontré una historia:

Había una vez una niña muy alegre que hacía todo lo que hacen las niñas, jugar, disfrutar cada día y los detalles en ellos, como las flores, la luz de las estrellas. Con confianza en ella misma, no sabía decir "no puedo", entre muchas otras cosas.
Pero con el paso del tiempo, esa niña fue encerrada en un pozo oscuro por una mujer adulta. Al principio se le dejaba salir, pero poco a poco se quedó allí y muy pocas veces era visitada. De vez en cuando la dejaban ver el exterior, pero ya nunca salir.
Un día, después de 20 o 30 años, la mujer la visitó. La niña le preguntó entonces:¿Quién eres?
Soy tu, le dijo, tu otro tu-le dijo la adulta.
¿Y que haces aquí?, hace mucho que nadie me visita.
La adulta le dijo: Por eso estoy aquí, alguien me hizo ver que te dejé aquí sola mucho tiempo.
¿Cómo te sientes?, Le preguntó la adulta a la niña?
Sola y muy triste, contestó la niña con sinceridad. Le contó acerca de todas las veces que intentó que alguien la escuchara, y no lo logró. De todas las veces que intentó de salir de esa prisión a lo largo de varios años, hasta que se rindió, 
La adulta lloró, la abrazó, y le pidió perdón. Le prometió que ya no hiba a pasar.
Que a partir de ese día, sería libre para salir cuando ella lo quisiera, que a partir de ese día le prometía no dejar que nadie le hiciera daño, incluyéndose ella misma (la adulta).


La mujer pasó ese tiempo muchas horas con la niña. Le estuvo explicando que cuando empezó a crecer empezó a recibir críticas por ser ella misma, (no hagas esto, no hagas lo otro, te ves gorda, te ves flaca, no te pintas, te pintas mucho, etc., etc.,) lo cual le quitó confianza, empezó a recibir responsabilidades y poco a poco dejó de darse el tiempo  para estar con ella. Empezaron a enseñarle que la vida no es un juego, y que no podemos hacer lo que queramos, que tenemos que tener los pies en el suelo, y que a veces los sueños no nos dejan dinero para comer-salvo excepciones.
Pero Ahora comprendía el daño que le había hecho a ambas, y que los adultos que le enseñaron eso son personas asustadas y/o reprimidas igual que ella lo estuvo.
Hoy entendía que las críticas  nunca se podrán evitar, que hay tiempo para todo sabiéndose organizar, que no por ser feliz dejará de ser responsable. Que la vida, es verdad que no es un juego, pero sin alegría y libertad la vida... ¡No es vida! Que los sueños son posible, y que no debemos dejar de tenerlos, porque con la muerte de cada uno de ellos se va muriendo un pedacito de nosotros mismos.
Todo esto lo había aprendido, porque desde que la dejó allí olvidada la mujer adulta poco a poco perdió la sonrisa, sintiendo a su niña llorar. ¡Pero nunca más!

La niña se puso feliz, se volvió a sentir querida, querida por su adulta, es decir, por ella misma.



(Adaptación de https://www.youtube.com/watch?v=kgf3O3UHYnI)

Relacionado a esto del niño interior, encontramos actualmente su aplicación en Psicoterapia con el análisis transaccional. Claro que en otros términos donde se menciona el yo padre, el yo adulto y el yo niño. Si de pequeños sufrimos de maltratos, si nuestros padres no nos dieron adecuados modelos de vida, las consecuencias pueden llegar a nuestra vida adulta.   ¿Funcionaran?

Convendría reflexionar sobre el tema, cuidar a nuestro niño interior si es que existe, y ¿por qué ponerlo en duda? Por que no se ve.

domingo, 22 de marzo de 2015

El elefante y los ciegos



Aunque varía la cantidad de ciegos y en otros detalle, un caso muy ilustrativo sobre nuestra incapacidad para ver desde todos los puntos de vista algún asunto en particular. En este caso un elefante, pero en mi opinión puede aplicarse a cualquier cosa, llámese política, religión, conceptos como felicidad, vida después de la vida, etc. Es más, existe por allí un consejo popular que invita a no hablar de ciertos asuntos porque normalmente se termina el conflicto ese tipo de conversaciones.

Bueno, ésta es la historia:



Érase una vez seis hombres sabios que vivían en una pequeña aldea.
Los seis sabios eran ciegos. Un día alguien llevó un elefante a la aldea. Los seis sabios buscaban la manera de saber cómo era un elefante, ya que no lo podían ver.
"Ya lo sé", dijo uno de ellos. "¡Palpémoslo!". "Buena idea", dijeron los demás. "Ahora sabremos como es un elefante". Así, los seis sabios fueron a "ver" al elefante. El primero palpó una de las grandes orejas del elefante. La tocaba lentamente hacia adelante y hacia atrás. "El elefante es como un gran abanico", gritó el primer hombre. El segundo tanteó las patas del elefante. "Es como un árbol", exclamó. "Ambos estáis equivocados", dijo el tercer hombre. "El elefante es como una soga". Éste le había examinado la cola.

Justamente entonces el cuarto hombre que examinaba los finos colmillos, habló:
"El elefante es como una lanza".


"No, no", gritó el quinto hombre. "Él es como un alto muro", había estado palpando el costado del elefante. El sexto hombre tenía cogida la trompa del elefante.
"Estáis todos equivocados", dijo. "El elefante es como una serpiente".


"No, no, como una soga".
"Serpiente".
"Un muro".
"Estáis equivocados".
"Estoy en lo cierto".

Los seis hombres se ensalzaron en una interminable discusión durante horas sin ponerse de acuerdo sobre cómo era el elefante.
Probablemente esta historia te ha hecho sonreír, ya que, ¿Cuál es el problema? ¡Eso es! Cada hombre podía "ver" en su mente sólo lo que podía sentir con sus manos. Como resultado cada uno se reafirmaba en que el elefante era como él lo sentía. Ninguno escuchaba a los demás.


Y bueno, algunas versiones dicen que el rey es explica que en parte todos tienen algo de razón, en otras ellos se llaman tontos al darse cuenta por medio de la explicación de alguien que si veía que todos tenían razón pero también todos estaban equivocados en parte y otros resaltan el echo de que la vanidad, u orgullo no nos deja en ocasiones adoptar un punto de vista diferente aplicable a una gran cantidad de temas.

Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Los_ciegos_y_el_elefante
http://www.galeon.com/mundomatero/elefante-lobo.html

¿Por qué todos nacemos ciegos?

El título del blog tiene qué ver con la percepción. Es verdad, todos nacemos ciegos respecto a algún aspecto que no podemos percibir.
El ejemplo más claro de ello es la gran cantidad de imágenes que nos muestran cómo nuestro cerebro puede engañarnos y decirnos que vemos cosas que no están allí...

Este triangulo blanco que en realidad no está, lo que se ve son círculos negros recortados como si faltara una rebanada de pizza, y en realidad el triángulo nos lo inventamos.


Las línea disparejas que en realidad no lo están.


O los puntitos blancos que aparecen y desaparecen en los vértices de los cuadros




O al contrario, nos hace pasar por alto, filtrar o dejar de notar algo que está allí y que a veces con un poco de esfuerzo podemos por fin  ver. Por ejemplo la cara de ésta tierna anciana o la enigmática joven que mira no sabemos qué.

Otro ejemplo es ésta copa blanca y supongo que de las más conocidas, por lo que ya no causa novedad saber que también aparecen 2 caras de perfil.



Y ya por último, el conejo blanco o el pato saliendo de entre el pasto, y aunque hay más basados en otros principios, esto me bastó a mi para darme cuenta de que nuestro cerebro nos engaña, las percepciones nos engañan. ¿Cómo puedo estar tan seguro de lo que afirmo cuando se que el órgano que me hace entender el mundo agrega, sustituye o elimina información? 



Si esto pasa con unas simples imágenes, ¿qué pasará con nuestros otros sentidos? A esto me refería al principio de la entrada, y la respuesta es simple, mi cerebro me miente. Y me acordé de: